jueves, 15 de enero de 2009

La bicimágica

El día que su papá Isidro le regaló su primera bicicleta, sucedió algo muy extraño. Era una bicicleta ultra moderna con lucecitas y botones raros de colores. Aimé estaba contentísima y quiso que le enseñara a andar lo antes posible.

Ese mismo domingo salieron a un parque y Aimé anduvo toda la mañana en su bicicleta con rueditas. A la tarde ya se sentía una experta y le pidió a su papá:

-Papi, sacale las rueditas.

En los primeros intentos, Aimé se tambaleaba para todos lados, pero con la ayuda de Isidro logró aprender enseguida. Recorría el parque de una punta a la otra, aceleraba la velocidad y ¡hasta andaba sin manos!

-¡Papi, mirá! –le gritaba desde su bicicleta con las manos en alto.

Pero lo que fue verdaderamente extraño sucedió cuando Aimé apretó uno de los botones de colores que había por todos lados: era azul y decía “alas”.

En ese momento, el manubrio se transformó por completo en dos hermosas alas metálicas con algunas plumas en los extremos. Como Aimé estaba pedaleando a toda velocidad, la bicicleta cobró altura enseguida.

Isidro no podía creer lo que estaba viendo. Aimé tenía una sonrisa inmensa y lo saludaba desde lo alto mientras se alejaba hacia algún lugar incierto.

Pronto se perdió de vista y su padre comenzó a preocuparse. Corrió hasta su casa y buscó en Internet datos sobre la bicicleta que había comprado. En la página había un link que parpadeaba y decía: “Respuestas frecuentes para padres preocupados”. Isidro clickeó allí.

Ante sus ojos apareció una lista extensa de datos:

1.- Si su hij@ sale con su bicicleta de noche, ¡no se preocupe!, BICIMÁGICA tiene un sistema de luces automático.

2.- Si su BICIMÁGICA se transforma en un cangrejo mecánico, ¡no se preocupe!, detrás de la oreja izquierda del animal encontrará un botón que dice “cangrejo” que la trasformará nuevamente en su bicicleta tradicional.

3.- Si su hij@ cae al agua con su BICIMÁGICA, ¡no se preocupe!, el sensor de humedad transformará automáticamente su bicicleta en una bicianfibia. Recuerde que un botón con ese nombre se encuentra junto al timón y le permitirá trasformarla nuevamente en su bicicleta tradicional.

4.- Si su hij@ sale volando por los aires con su BICIMÁGICA, ¡no se preocupe!, el GPS de la bicicleta ya ha registrado la dirección de su casa el día en que usted la compró, por lo tanto, después de que su hij@ se canse de vivir extraordinarias aventuras, con sólo pedir en voz alta que quiere regresar, la BICIMÁGICA, lo hará automáticamente.

En ese punto se detuvo Isidro ya que era el que le interesaba. Se quedó pensativo unos instantes y luego decidió llamar por teléfono al negocio donde la compró. Lo atendió una voz grabada que le daba dieciocho opciones. Finalmente logró que alguien lo atendiera.

-¡No se preocupe! –le dijo una señorita, enseguida detectaremos con nuestro satélite donde se encuentra su hija ya que Bicimágica trae un dispositivo que... –Isidro la interrumpió.

-Se puede apurar, por favor... –el padre de Aimé comenzaba a perder la paciencia.

-A ver... a ver...-dijo la señorita –acá está, quédese tranquilo, su hija se encuentra volando sobre la selva amazónica.

-¿¡Qué está diciendo!? –gritó Isidro –¿usted se volvió completamente loca?

-Cálmese, señor, todos estos inconvenientes están pensados por Bicimágica. El sistema de ultravelocidad la devolverá a su casa en un instante, pero la niña debe pedirlo en voz alta...

-¿Y cómo cuernos va a saber mi hija que tiene que pedirlo? –preguntó el padre, angustiado.

-Bueno... este... –la señorita comenzó a dudar -, claro, ¡la llamaremos por teléfono!, porque bicimágica lleva debajo del asiento un teléfono satelital, ya lo comunico..., espere un momento... sí, aquí está, ahora hable con su hija.

-¿Aimé? –preguntó su padre.

-Hola papi, acabo de ver un millón de monos que me saludaban desde los árboles.

-Aimé, escuchame –la interrumpió su padre -, tenés que pedirle en voz alta a la bicicleta que te traiga a casa.

-Pero papá, estoy muy divertida acá... ufa...

-Hija, por favor, quiero que estés en casa inmediatamente –agregó Isidro.

De pronto, se escuchó una interferencia, otra, y la comunicación se cortó. El padre de Aimé tenía los pelos de punta.

Mientras tanto Aimé continuaba volando sobre el río Amazonas. La selva a su alrededor parecía una inmensa alfombra verde. Giró su manubrio de alas y avanzó a toda velocidad en dirección al sur. De pronto, se sorprendió al ver que la selva se acababa de pronto, como si alguien la hubiese cortado con una tijera. Entonces, aparecieron campos de color marrón y otros de color amarillo, “claro, son campos cultivados”, pensó Aimé, sin embargo le dio tristeza que se acabara una selva tan hermosa.

Más adelante se cruzó con una bandada de pájaros que se acercaron para conversar.

-¡Qué hermosa bicicleta! –dijo uno de ellos.

-¡Qué modernidad, esas alas mecánicas!, ojalá tuviera yo una de ésas –agregó otro que parecía ser muy haragán.

Y Aimé se encontraba con tantas cosas interesantes que no quería volver a su casa todavía, así que siguió paseando un rato más.

Pero cuando estaba sobrevolando un campo lleno de palmeras escuchó unos ruidos extraños. Dos oficiales de la policía se acercaban volando hasta ella cada cual en una bicimágica. Desde lejos le hacían señas con las manos. Y lo más sorprendente para la niña fue ver que cerca de ellos venía su propio padre en otra bicimágica.
-¡Hola Aimé! –le gritó Isidro que en ese momento traía una sonrisa tan grande como la de su hija.

-Hola papi –Aimé lo saludaba con las dos manos en alto.

Enseguida se pudieron encontrar y viajaron juntos en sus bicimágicas hasta las montañas de Mendoza. Aimé nunca había visto la nieve y aprovecharon que las altas cumbres estaban nevadas todo el año.

Cuando ya caía la noche decidieron volver. Pidieron en voz alta regresar a casa y a una velocidad ultra rápida ya estaban allí. Finalmente Isidro decidió comprar una bicimágica para él también y a partir de ese día, cada domingo salen de paseo por los lugares más hermosos del planeta.

4 comentarios:

ojos de suri dijo...

Paula, caí de casualidad. Qué bonito relato, me encantó! El sueño de cualquier chico tener esa bici mágica
(y de cualquier grande).
Me encanta leer de todo. También cosas de chicos.
Besos.

paula varela dijo...

Ojos de suri,
me alegra mucho que te guste este cuento infantil.
Y es cierto! Yo también quiero una bicimágica!!

un beso,
Paula

KUBAN dijo...

Paula, mucho gusto, soy maestro de primaria y me gustaría usar tus cuentos en clases. ¿Puedo? Gracias.

paula varela dijo...

Kuban, podés usar mis cuentos, no hay problema, siempre citando la fuente claro. Y me gustaría después que me contaras cómo los reciben tus alumnos.

Un beso,
Paula